Un regulador de presión de gas es un equipo robusto, pero no dura para siempre. Con el tiempo, los componentes pueden desgastarse, los manómetros pueden volverse imprecisos y los sellos pueden degradarse. Entonces, ¿cómo saber si es hora de reemplazar su viejo regulador de presión de gas y cuáles son los riesgos de esperar demasiado?
Si su regulador muestra alguno de los siguientes signos, es un fuerte indicio de que es hora de reemplazarlo:
Manómetros imprecisos: Si los manómetros ya no leen correctamente, podría estar operando a una presión insegura o ineficiente.
Fugas: Cualquier fuga visible o audible del regulador es una importante preocupación de seguridad y una señal de que los sellos o los componentes internos están fallando.
Aumento gradual de la presión: Si la presión de salida aumenta lentamente después de ajustarla (un fenómeno conocido como "creep" o "deriva"), el mecanismo interno del regulador ya no funciona correctamente y debe reemplazarse inmediatamente.
Daño visible: Grietas en el cuerpo, una perilla de ajuste doblada u otros daños visibles son signos de que la integridad del regulador está comprometida.
Flujo errático: Si el flujo de gas es inconsistente y fluctúa a pesar de una presión de cilindro estable, es probable que los componentes internos estén desgastados.
Usar un regulador de presión de gas viejo y desgastado no vale la pena el riesgo. Puede provocar desperdicio de gas, daños en el equipo y, lo más importante, graves riesgos para la seguridad. Reemplazar un regulador es una pequeña inversión que ofrece un retorno masivo en tranquilidad y seguridad operativa.
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